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Las claves del éxito de una estrategia financiera: de la definición a la implementación

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La estrategia financiera es el respaldo necesario para los principios rectores de todas las decisiones que tome la compañía en relación con las finanzas. Tan importante como una buena planificación estratégica, es el recordar revisar el plan y evitar cometer algunos de los fallos más importantes que rodean a su definición.

Cómo plantear una estrategia financiera

Los responsables de la empresa deberán planificar la estrategia financiera, tomando para ello en consideración los siguientes factores:

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  • Requisitos de liquidez de cara al futuro.
  • Previsiones con respecto al flujo de caja.
  • Saldo entre activos y pasivos.
  • Perfil de riesgo de la empresa.
  • Línea de tiempo en que se encuadra la estrategia.
  • Medios de financiación de la compañía.
  • Modo en que se pondrá en marcha la implementación de la estrategia.

Para tener acceso a toda esta información es importante disponer de datos actualizados y de calidad, por lo que conviene llevar a cabo una adecuada gestión del conocimiento en la empresa, minimizar la interacción manual, por ejemplo, cuando se emplean hojas de cálculo, y asegurar la integración de datos entre los distintos departamentos y áreas de la organización.

Además, en la definición de la estrategia financiera hay que evitar centrarse en el corto plazo, no ser realista y no recoger por escrito sus objetivos; tres errores bastante comunes y que puede echar por tierra su efectividad.

La implementación de la estrategia financiera

Una vez que se han hecho los análisis correspondientes y se han establecido las metas, cuando la estrategia financiera está lista, hay que comenzar con su implementación paso a paso. Para que el proceso sea un éxito, es importante observar las siguientes recomendaciones:

  • Programar reuniones regulares con ejecutivos de las áreas financiera y contable, sobre todo durante las etapas iniciales, para asegurarse de que todo funciona tal y como estaba previsto.
  • Fomentar la comunicación y proveer a los usuarios de negocio de los medios necesarios para que el intercambio de información sea efectivo.
  • Plantear una implementación progresiva. Ir poco a poco asegura mejores resultados y facilita la gestión del cambio.
  • Monitorizar el progreso de ajuste con las nuevos procedimientos y políticas. Para evitar pérdidas de alineación con lo dispuesto en la estrategia financiera.

Hay que tener en cuenta que establecer una estrategia financiera no es una tarea puntual, que puede completarse y darse por finalizada. Como la mayoría de las estrategias, ésta también requiere de ajustes frecuentes a medida que pasa el tiempo. Sólo de esta forma se puede garantizar su relevancia e idoneidad con las circunstancias de la compañía.

La frecuencia de revisión de la estrategia financiera deberá establecerse en función de las necesidades de negocio, aunque nunca debería exceder los tres meses. Por supuesto, cuando el plan sirva para dar soporte a objetivos complejos, habrá que hacer estas revisiones más a menudo.

Además, conviene también programar una revisión oficial cada vez que se decida incluir un cambio en los objetivos de la estrategia financiera original. Lo mismo se debería aplicar en situaciones donde los cambios fueran extremos, por ejemplo, cambios relacionados con transformaciones en la empresa y en la estructura de la misma.

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