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La innovación radical de un perjuicio crea un beneficio

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El segundo principio de la innovación sistemática es el de los recursos, que consiste en “Identificar y utilizar todo aquello que hay disponible dentro y fuera del sistema que no se está usando a su máximo potencial”.

Es decir, utilizar lo que tenemos a nuestro alcance dentro o fuera de la empresa, de nuestra casa, de nuestra ciudad, de nuestro país,...

Los de una generación lo llamarían el principio McGyver, porque tal como hacia el personaje de ficción nos obliga a utilizar la inteligencia para solucionar los problemas (peligros) a los que nos enfrentarnos ayudándonos de lo que nos rodea.

Este principio también es el que se plantea en la Jugaad Innovation de la que ya supimos en un post anterior.

Una de las vías de aplicación de este principio es haciéndose preguntas como:

  • ¿Podemos usar una cosa negativa o perjudicial en algo positivo? ¿en qué circunstancias?
  • ¿Quién podría ver y usar lo negativo como positivo?

Una de las acepciones de cosas negativas son los residuos o los desperdicios. La eliminación de los desperdicios es uno de los ejes fundamentales del Lean Manufacturing, y hemos de entender que la eliminación quiere decir tanto hacerlo desaparecer como transformarlo algo que sea beneficioso. Otra forma de entender esto es “convertir los limones en limonada”.

Y para ver cómo se utiliza este principio lo podemos hacer con diversos ejemplos:

  • Uno de los problemas que tienen las redes inalámbricas (wifi) son las interferencias, otro es la distancia a la que llega con efectividad y otro es el de la seguridad de la comunicación. Frente a estos problemas alguien pensó que se podía usar la instalación eléctrica de las viviendas y locales como medio de transmisión de los datos digitales (PLC) en vez de usar una red inalámbrica. Y así hoy en día existen numerosos dispositivos que permiten transmitir desde el router de nuestro proveedor telefónico a las diferentes habitaciones de nuestra casa y están conectados nuestra red eléctrica.
  • El Big Data, que se prevé sea los próximos años una de las líneas de negocio más importantes en el mundo digital, sobre esto mi compañero Lluis Soldevila ya nos habló en una webconference.
  • Aprovechar los residuos que generamos o que tenemos a nuestro alrededor, aquí es donde vemos la grandeza de la creatividad y el ingenio de las personas, como utilizar los restos de vehículos para hacer mallas de alambre o los purines de las vacas para generar biogás.
  • El BYOD (Bring Your Own Device-trae tu propio dispositivo) que consiste en aprovecharse de los dispositivos tecnológicos de los propios empleados para que los utilicen como medios de producción de la empresa, sobre esto Genoveva Purita ya nos habló en este artículo.
  • La innovación abierta es otro ejemplo de aplicación, ya que lo que hacemos es cooperar con personas fuera de la organización para que nos ayuden a crear, desarrollar y difundir nuestras innovaciones.
  • La simbiosis industrial consiste en aprovechar los subproductos que generan las empresas que nos rodean en el polígono industrial donde estamos, y que para ellas son residuos de los que necesitan deshacerse.
  • El Botox, un medicamento que se utiliza en cosmética para eliminar las arrugas, se basa en el uso a dosis muy pequeñas de la toxina botulínica (uno de los venenos más letales que produce la naturaleza).

gratinadora

Estos y muchos otros ejemplos nos permiten entender cómo podemos usar los recursos disponibles a nuestro alrededor, pero sobre todo demuestran que para ser innovadores hay que ser creativos en el uso que les demos.

De estos usos de los recursos el que más sorprende por lo poco intuitivo, a priori, es el de “convertir lo malo en bueno”; es una alternativa que requiere conocer en profundidad que es lo malo, que propiedades tiene, que efectos provoca para a continuación analizar qué es lo que podríamos utilizar. Y esto sí que es innovación porque le daremos un nuevo uso a algo que hasta ahora no lo tenía.