La grandeza de un gobernante es que innove sin pensar en las próximas elecciones
Para los políticos los proyectos de innovación tiene una fecha de finalización: “Antes de las próximas elecciones”. Este es uno de los temas de debate que estamos teniendo en el Máster en Gestión de la Innovación Empresarial de OBS cuando hemos tratado la innovación en las Administraciones Públicas.
Aunque iniciamos el debate en base a un artículo sobre innovación en gobiernos locales el tema se amplió a todos los ámbitos de las Administraciones Públicas. Para ello utilizamos como referencia el interesante artículo titulado “Process Innovation in Local Governments: an empirical study of its continuous improvement efforts” que analiza la “innovación de procesos” en diversos gobiernos locales españoles, y como consecuencia de su análisis plantea tres factores que influyen en la rapidez o lentitud en la que se puede desarrollar la innovación.
Estos factores son:
- la dimensión política debida a las directrices, decisiones y negociaciones en esta área;
- el ambiente de trabajo cultural en estructuras organizativas de carácter burocrático;
- el fuerte énfasis en el cumplimiento de los requisitos legales y de las reglas.
Estos tres factores deberían ser tenidos en cuenta por aquellos que quieren proponer o desarrollar proyectos de innovación en procesos, tanto si los proponentes son de las propias administraciones como externos a ellas.
El primer factor es la dimensión política; que supone tener que responder a la pregunta: ¿en qué situación temporal nos encontramos?, es decir, ¿cuándo son las próximas elecciones?
Por eso es muy importante tener en cuenta la dimensión temporal cuando se quiere acometer un proyecto de innovación en procesos que incida en la imagen política; por ello para poder desarrollar una visión global y en el tiempo de nuestro proyecto una herramienta muy útil que se puede utilizar en la fase inicial es la denominada “matriz multidimensional” o matriz de las nueve ventanas, que es un cuadro 3×3 que nos ayuda a describir las dimensiones tanto en el tiempo como de relaciones. En nuestro caso deberemos sustituir el sistema por el “gobernante electo”, el subsistema correspondería a la “administración gobernada” y el super-sistema seria el “entorno del gobernante” es decir: los electores, el partido al que pertenece, la oposición, las administraciones que le inciden, etc. En la dimensión temporal tenemos tres columnas: que corresponden al pasado, al presente y al futuro.
Dado que la dimensión política tiene unas expectativas de carácter electoral, la variación de la matriz denominada “multidimensional 15V” nos puede ser aún más útil. Esta variante lo que hace es dividir el futuro en tres partes: corto, medio y largo plazo. Si pretendemos utilizarlo para dar una visibilidad electoral a un proyecto que empieza al poco de celebradas unas elecciones entonces el largo plazo corresponde al año en que se celebran las elecciones, el medio plazo es la mitad de la legislatura y el corto plazo podría ser a un año del inicio. Hemos de tener presente que en cada una de las partes es importante la comunicación externa por lo que nos deberíamos plantear tener partes acabadas que se pudiesen mostrar.
Aunque la consideración temporal en la dimensión política es importante, también es cierto que existen gobernantes que superponen su interés político al interés general, y entonces la planificación y desarrollo del proyecto, en principio, no viene influido y se desarrollan proyectos a lo largo de varias legislaturas.
El segundo factor es el “ambiente de trabajo burocrático”; aquí la influencia de las personas afectadas, o del entorno en que se mueven, es un factor que puede dificultar el proyecto provocando retrasos, e incluso bloqueos. Por ello para minimizar en la medida de lo posible la “oposición al cambio de paradigma” es necesario desarrollar un plan de marketing y comunicación interno, dirigido a los implicados en el proceso y al resto de la administración.
El tercer factor es el cumplimiento de requisitos legales y normas; es quizás uno de los que más incidencia tiene a la hora de pretender desarrollar “innovaciones disruptivas” porque a menudo la ley o la normativa no prevé el cambio que supone las innovaciones rupturistas. Incluso puede darse el caso que no exista una norma específica para lo que se pretende incorporar. Un ejemplo es la firma digital de documentos con certificados electrónicos, fue necesario realizar cambios en las leyes para que se pudieran utilizar como firma legal. Nadie había previsto anteriormente una firma que no fuera la manuscrita. Si no tenemos en cuenta este factor podemos invertir en un proyecto una ingente cantidad de recursos que pueden verse en riesgo por una “legislación en vigor pero obsoleta”.
Pese a las dificultades que pueden suponer estos factores no perdemos la esperanza en la innovación de las Administraciones Públicas porque “cuándo menos podríamos esperar surge la grandeza de algunas personas que, contra viento y marea, superan la adversidad y hacen realidad lo que parecía imposible”. Y esto es así en una ciudad que en su momento sufrió una época oscura y violenta en la que con una innovadora actuación decidida y valiente consigue en 2013 el galardón a la ciudad más innovadora del mundo: Medellín.