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La estrategia de networking que impulsa el management

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¿Le das al networking la importancia que merece? ¿Encuentra tu estrategia de management el respaldo necesario en las redes? Hoy día, las redes ocupan nuestro tiempo libre como nunca antes, hablamos de redes sociales; el trabajo aumenta de eficiencia gracias a las redes operativas y, como explican en un artículo de 2007 de Harvard Business Review, también existen las estratégicas, a las que es frecuente desplazar, sin atender a su importancia. ¿Se comete este error en tu organización?

Los secretos del networking estratégico

En el citado post de HBR, Herminia Ibarra y Mark Hunter denuncian la habitual falta de enfoque en las denominadas "redes estratégicas". Para ellos, esta forma de networking:

  • Es parte esencial de la red de trabajo, igual que también se pueden calificar así a las redes personales y a las operativas.
  • Permite exprimir resultados y crecer.
  • Ha de asociarse a un propósito específico, igual que debe hacerse en las otras dos modalidades de networking.

Si bien el desarrollo profesional o la eficiencia a la hora de completar tareas pueden verse beneficiados por las redes personales y operativas, concentrar los esfuerzos en estas dos dimensiones no da los frutos esperados cuando se pierde foco en las redes estratégicas.

Sin embargo, nunca es tarde para canalizar la energía que hace falta en esta perspectiva y completar la visión estratégica con la dosis de networking necesaria. Directores Generales con solera, nuevos managers, líderes natos… el perfil no importa tanto como el saber aprovechar el valor de estas redes, que son fuente de oportunidad.

Y para que su promesa de beneficios se convierta en realidad, la estrategia de networking debe orientarse hacia:

  1. Reconocimiento. Es necesaria, es válida y es rentable. La estrategia de networking debe reconocerse y, una vez aceptada su influencia, se han de invertir el tiempo y los recursos necesarios en ella. No se trata de algo accesorio, sino de una parte nuclear del management, por lo que no ha de entenderse como una distracción, sino como parte de las obligaciones del rol. Programar los espacios de tiempo que se dedicarán al networking cada semana y cada día es el primer paso. Asignar el presupuesto que se estima oportuno la confirmación de que la estrategia no se va a quedar en el papel.
  2. Actualización. Encuentros, jornadas, conferencias… el networking estratégico tiene un componente claro de actualidad. Su momento es el presente y, para saber jugar bien las propias cartas hay que planificar poniendo la vista en el futuro. No se debe pasar por alto ninguna ocasión de seguir tejiendo esa red.
  3. Variedad. El networking más efectivo es el heterogéneo. Cuando se combinan comunidades, objetivos, propósitos e ideas surgen las oportunidades. No hay que limitarse a la propia industria ni a un territorio geográfico limitado. Para el networking estratégico no existen los límites, siempre que se cuente con un plan.

El responsable último del networking es el líder y es su responsabilidad ayudar a la organización a entender la importancia de las redes estratégicas. Sin embargo, sin el apoyo corporativo no podrá llegar muy lejos, por eso, además de definir iniciativas, es preciso que realice una labor cultural orientada a sentar las bases que ayuden a avanzar como un todo hacia los objetivos marcados. Sólo de esta forma se conseguirá que los éxitos sean duraderos y se vean como logros conjuntos.