Inteligencia creativa: qué es, ejemplos, mitos y barreras
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, la inteligencia creativa es una de las tres habilidades principales que toda empresa necesita desarrollar de cara a 2020, si quiere prosperar en el competitivo y complejo entorno de la Cuarta Revolución Industrial. Las otras dos son las capacidades de resolución de problemas complejos y el pensamiento crítico.
¿Qué es la inteligencia creativa?
La inteligencia creativa es el resultado de combinar intelecto con imaginación. Existe un amplio abanico de manifestaciones de la inteligencia creativa, el resultado de mezclar lógica y razón, con la capacidad de ver las cosas de forma distinta, de concebir algo nuevo o de hacer conexiones. Lo que caracteriza a todas las formas en que puede presentarse la inteligencia creativa es que permite a los negocios mejorar y avanzar:
- Previniendo problemas o preparando planes de contingencia más efectivos.
- Generando nuevas ideas relevantes.
- Poniendo en marcha planes alternativos e, incluso, experimentales.
Para muchos, la inteligencia creativa es la pieza clave detrás del progreso y el motor de la proactividad que insta el cambio. Dado que transformación digital y cuarta revolución industrial son términos que van de la mano, parece lógico que esta forma de inteligencia sea un componente en las organizaciones que lideran este proceso evolutivo y uno de los objetivos a alcanzar por las que siguen su estela.
Pero no hay que olvidar que, para poder hablar de inteligencia creativa hay que hacerlo de la capacidad de analizar a fondo un problema, encontrar soluciones que sean imaginativas y demuestren ingenio, y de su combinación con la confianza y las habilidades necesarias para navegar a través de la incertidumbre y el caos.
¿Cómo ayuda la inteligencia creativa a las organizaciones?
Es imposible automatizar la creatividad, el ingenio o la capacidad de combinar diferentes campos, recurriendo a otras disciplinas para generar ideas novedosas. Es un principio universalmente humano que está presente en las personas y los sistemas. Necesitamos aprender cómo obtener acceso, amplificar y cultivar nuestra inteligencia creativa.
Pero no todas las personas disponemos de los mismos niveles de inteligencia creativa. No obstante, y a pesar de las diferencias, es posible aprender las técnicas necesarias y aumentar su confianza en el proceso. La mayoría de individuos pueden mejorar su flexibilidad cognitiva, el flujo de ideas y la capacidad de identificar y resolver problemas.
En el entorno empresarial, fomentar el desarrollo de la inteligencia creativa en personas y organizaciones es fuente de beneficios tan relevantes como los siguientes:
- Mayores capacidades de identificación de problemas que resultan en el hallazgo de mejores soluciones.
- Más compromiso para los empleados, abordando cualidades y talentos más personales y ofreciendo un enfoque más integral.
- Mayor flexibilidad en el negocio, que deriva de que las personas tienen mayor flexibilidad mental y práctica.
- Gestión del cambio más efectiva.
- Incremento del reclutamiento interno frente al externo, gracias al desarrollo del potencial del personal en plantilla.
¿Cuáles son los mitos sobre el pensamiento creativo?
La inteligencia creativa define una forma de pensar única, alternativa y sobre la que se han creado muchas leyendas. Se trata de historias sin fundamento y mitos que conviene desterrar, como los siguientes:
- Cada problema tiene una sola solución (o una respuesta correcta).
- La mejor respuesta / solución / método ya se ha encontrado.
- Las respuestas creativas son tecnológicamente complejas.
- Las ideas vienen o no. Nada ayudará.
Barreras al desarrollo de la inteligencia creativa en la empresa
La inteligencia creativa es esencial para cualquier organización a la hora de evitar el estancamiento y permitir que la empresa siga avanzando. El proceso de pensamiento creativo no siempre es fácil, y puede ser necesaria alguna estimulación, aunque, en ocasiones, es la propia organización la que pone trabas a su desarrollo.
Estas barreras tienen que ver con los siguientes supuestos:
- Existencia de prejuicios que afectan a la toma de decisiones a nivel gerencial o hacen dudar a las personas a otros niveles, por falta de visión o confianza en la compañía.
- Fijación funcional, que dificulta la apertura a nuevas formas de enfrentarse a los procesos, incluidos los de pensamiento.
- Bloqueos psicológicos que podrían afectar a quienes se esfuerzan por desarrollar este tipo de capacidades sin el apoyo de un coach o un mentor.
El problema es que la inteligencia creativa es más difícil de identificar que otras habilidades profesionales, como el liderazgo y el trabajo en equipo. Porque ¿cómo definimos y medimos la inteligencia creativa? En realidad, existe una forma de lograrlo, y es a través de la innovación.
Ejemplos de empresas con alta inteligencia creativa
Google es un ejemplo sorprendente de lo que puede suceder cuando se desata la creatividad en el lugar de trabajo. La famosa regla 80/20 de Google permite a los empleados dedicar el 20 por ciento de su tiempo a trabajar en sus propias ideas creativas.
La innovación sin inhibiciones también explica por qué tantos grandes inventos salen de los garajes. Steve Jobs y Steve Wozniak y Apple nos vienen a la mente. Los emprendedores del futuro, los inventores y creativos, como cualquiera de esos nombres detrás de startups millonarias se dedicaban a su pasión. Sin plazos, sin evaluaciones de rendimiento, sin horarios. En el garaje de Steve Jobs había muchas ganas, ambición y un flujo puro de inteligencia creativa, libre de las presiones del lugar de trabajo. Es el modelo que mejor funciona, y que, si bien no puede replicarse en cada empresa, sí es posible acercarse hasta el punto de que sea posible fomentar el pensamiento creativo sin tapujos.
Abrazar el riesgo, empoderar al equipo y premiar la creatividad son estrategias que no suelen fallar para potenciar el desarrollo de la inteligencia creativa del equipo. ¿Cuándo lanzará tu empresa su próxima innovación?