Innovar es pasar de cómo es a cómo debería ser
Hay empresas, una puede ser la tuya, en las que el hecho de pretender desarrollar innovaciones supone recibir el estigma de ser el “problemático” de la empresa, es decir, aquel que saca a la luz los problemas que están escondidos en los cajones. Hemos de ser conscientes de que esta actitud de “aflorar los problemas” no es bien recibida por aquellos a los que afecta y eso se debe a la difundida “cultura del miedo” que impera en demasiadas organizaciones por el temor a represalias (y que induce a la práctica común de “traspasar el marrón a otro”).
Frente a esta actitud de esconder los problemas lo que puede hacer el innovador es utilizar una interesante definición:
“Un problema es la diferencia entre como son ahora las cosas y como deberían ser”.
Esta forma de exponer que es un problema en la empresa supone un cambio de paradigma en la forma de enfrentarse a los problemas porque plantea que se puede (y se debe) mejorar la situación actual. Y aquí es donde entra la innovación, es decir, que podemos desarrollar soluciones nuevas para nuestra empresa que nos acerquen al “como debería ser”.
Cuando se plantean los problemas como una diferencia entre situaciones, entre objetivos y resultados; se debe establecer una dinámica de actitud proactiva que debe buscar cuales son las causas objetivas que provocan el efecto de no conseguir el objetivo.
Una herramienta útil para describir las causas que nos alejan del objetivo es el “diagrama de Ishikawa”. Esta herramienta de una sencillez conceptual paradigmática es una excelente forma de describir las causas de nuestro problema en la que todos los implicados en su resolución pueden aportar su visión. Además, por su estructura, requiere ser sintético en la descripción; por lo que facilita el consenso del grupo a la hora de desarrollarlo.
Una vez hemos descrito las causas del problema, entonces hemos de decidir cuáles son las relevantes sobre las que vamos a actuar. Aquí hemos de considerar, en la medida de lo posible, la posibilidad de agrupar causas que puedan ser solucionadas de forma simultánea con la misma innovación.
Asimismo es posible que la adopción de una solución que incorpore innovaciones tecnológicas elimine una de las causas por la propia naturaleza de la innovación. Por ejemplo un producto que se oxida, si se innova en material y se pasa a fabricar en plástico ya no se oxidara. Este es uno de los aspectos en que a la hora de innovar hay que ser más incisivos, en la agrupación causas a eliminar.
Cuando se analizan los problemas en servicios muchas de las causas se localizan en departamentos o fases diferentes, por eso es importante que el equipo que se encarga de desarrollar el proyecto debe estar formado por personas de todos los departamentos. Y, a veces, ocurre que la eliminación de una causa en un departamento elimina otra en otro porque ambas están relacionadas. Un código que se entra mal en el sistema informático provoca que el servicio sea incorrecto y que se facture y entregue incorrectamente.
La innovación que consigue eliminar las causas que producen los problemas, es decir la que nos acerca a los objetivos, es la que mayor incidencia tiene en mejorar los resultados empresariales. Porque las innovaciones para que sean relevantes para una empresa deben mejorar sus resultados.
Pero no solo en las empresas hay problemas, en las Administraciones Públicas también los hay; y en este caso los resultados no siempre deben ser puramente económicos sino que pueden referirse a una mejora en la atención al ciudadano (o en la respuesta a las necesidades de éste).
La voluntad con la que las Administraciones Públicas se pueden enfrentar a los problemas que se generan por los recortes en lo que se ha denominado “Estado del Bienestar”, a los que hemos asistido en los últimos años pasa también por el desarrollo de un cambio de paradigma. En muchos casos la reducción de la asignación económica de diferentes actividades y servicios no ha venido de la mano de un análisis de las causas de sus problemas, es decir del análisis de la diferencia entre cómo quedan las cosas y cómo deberían ser es dónde debería realizarse una búsqueda de soluciones innovadoras para con los mismos recursos alcanzar objetivos más altos.
Con la innovación podemos alcanzar una cima más alta de la que alcanzaríamos sin la innovación.