Gestión del riesgo sistemático en las empresas
La vida de las empresas está ligada a dos conceptos clave: el riesgo y la rentabilidad. Una gestión eficiente por parte del empresario otorgará una rentabilidad máxima acorde a un riesgo asumido. Pero el riesgo nunca debe ser tan elevado como para poner en peligro la viabilidad del negocio. En cambio, para un inversor el riesgo asumido por una empresa repercutirá en una mayor rentabilidad. La gestión de ese riesgo debe ser correcta para no ahuyentar a los posibles inversores y que éstos busquen negocios mejor gestionados.
Riesgos empresariales
Los riesgos son inherentes a la actividad empresarial. Son incluso deseables, ya que si se gestionan correctamente aportarán un extra de rentabilidad al negocio. Para ello, es imprescindible identificar y evaluar los riesgos para lograr la viabilidad de la actividad minimizando las posibles pérdidas, es decir, protegiendo la salud de la empresa a través de políticas de prevención o reducción de los impactos que causen los diferentes riesgos.
Hablamos de riesgo para referirnos a cualquier evento o situación que puede tener un impacto negativo sobre el negocio o en sus objetivos. Pueden ser internos o externos, e incluir una variedad de factores como cambios en la economía, movimientos en el mercado, errores de gestión, problemas de calidad, desastres naturales, problemas de seguridad, cambios en la legislación y regulaciones, entre otros. La gestión de los riesgos empresariales es fundamental para minimizar las posibles pérdidas financieras y proteger la continuidad del negocio.
Los riesgos a los que están expuestos las empresas podemos categorizarlos como sistemáticos y no sistemáticos. Los no sistemáticos están unidos a la actividad propia de la empresa, constituyen la volatilidad del negocio y derivan de la mala gestión de la empresa provocada por sus problemas internos. Pero en el blog de hoy vamos a hablar de los riesgos sistemáticos, que son aquellos que provienen de los movimientos del mercado y que afectan a todas las empresas por igual.
¿Qué es el riesgo sistemático y cómo podemos medirlo?
El riesgo sistemático también es conocido como riesgo de mercado. Es un riesgo no diversificable, es decir, no puede ser eliminado a través de una diversificación de los activos o de las actividades de un negocio. Es un riesgo inherente a todo mercado financiero, afectando a todos los activos de una economía de forma generalizada al causar cambios en la economía, fluctuaciones de tipos de interés o crisis políticas.
Para poder gestionar de una forma más eficiente el riesgo sistemático, es necesario poder medirlo. Para ello se utiliza un indicador que es el denominado coeficiente beta, que indica la sensibilidad de los activos a los movimientos del mercado.
El coeficiente beta (β) mide la volatilidad o riesgo sistemático de un activo en comparación con el mercado en su conjunto. Para calcularlo es necesario conocer los rendimientos históricos del activo y compararlos con un índice de referencia del mercado. El resultado de dicha comparación es la denominada covarianza, que mide cómo se mueven conjuntamente los rendimientos del activo y del mercado. Pero también es necesario conocer la dispersión de los rendimientos del mercado respecto a su propio promedio, es decir, la varianza.
Con estos datos podremos medir el coeficiente beta dividiendo la covarianza entre los rendimientos del activo y del mercado por la varianza del mercado.
5 estrategias para gestionar el riesgo sistémico
Gestionar el riesgo sistemático puede ser un desafío, ya que no se puede eliminar completamente. Sin embargo, hay varias estrategias que las empresas pueden emplear para mitigar su impacto:
1. Coberturas
Utilizar instrumentos o derivados financieros para protegerse contra movimientos adversos en los tipos de interés, divisas y precios de las materias primas.
2. Diversificación geográfica
Expandirse internacionalmente a otros mercados puede ayudar a reducir la exposición a riesgos específicos de un solo país o región.
3. Gestión de la liquidez
Mantener una buena posición de liquidez permite a las empresas afrontar mejor las crisis económicas y aprovechar oportunidades de inversión en tiempos de incertidumbre.
4. Planificación y análisis de escenarios
Realizar análisis de escenarios y planificar para diferentes contingencias puede ayudar a las empresas a prepararse para eventos inesperados.
5. Seguimiento de la estrategia
Mantener un monitoreo constante del entorno económico y ajustar las estrategias según sea necesario para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado.
Ejemplos de cómo afecta el riesgo sistemático a las empresas
Las empresas más vulnerables al riesgo sistemático suelen ser aquellas que están altamente expuestas a factores macroeconómicos y de mercado. A continuación, citaré algunos ejemplos, así como los motivos por los que les afecta más este tipo de riesgo:
Empresas Cíclicas
Empresas en sectores como la automoción, la construcción y el turismo tienden a ser más vulnerables porque sus ingresos dependen en gran medida del ciclo económico. En tiempos de recesión, la demanda de sus productos y servicios suele disminuir significativamente.
Instituciones Financieras
Bancos, aseguradoras y otras instituciones financieras están muy expuestas a cambios en los tipos de interés, la inflación y la estabilidad económica general. Las crisis financieras globales pueden tener un impacto severo en estos sectores.
Empresas de materias primas
Empresas que dependen de la extracción y venta de materias primas, como el petróleo, el gas y los metales, son vulnerables a las fluctuaciones en los precios de estos recursos, que a menudo están influenciados por factores globales.
Empresas de tecnología
Aunque algunas empresas pueden ser más resilientes como el caso de las grandes tecnológicas, muchas startups y empresas en crecimiento pueden ser vulnerables debido a su dependencia de la financiación y la inversión, que pueden verse afectadas por cambios en el mercado financiero.
Empresas de exportación
Empresas que dependen en gran medida de las exportaciones pueden ser vulnerables a cambios en las políticas comerciales, fluctuaciones en los tipos de cambio y condiciones económicas en los mercados extranjeros.
En resumen, las empresas deben ser especialmente diligentes en la gestión del riesgo sistemático siguiendo una correcta estrategia empresarial. Implementar estas estrategias puede ayudar a las compañías a mitigar el impacto del riesgo sistemático y a estar mejor preparadas para enfrentar la volatilidad del mercado.
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