Gestión del cambio empresarial en plena Transformación Digital
La gestión del cambio empresarial se ha convertido en una de las prioridades y principales preocupaciones de los negocios en nuestra era. Nada nuevo, ¿no? ¿O sí? A diferencia de lo que sucedía en la etapa previa a la digitalización, actualmente el ritmo evolutivo es tal, que resulta complicado conciliar las nuevas prácticas con la resistencia al cambio que impone la fuerza de trabajo. Y es que, ambos, tecnología y personas son los dos elementos esenciales para éxito de cualquier iniciativa de Transformación Digital.
Consecuencias de la ausencia de un plan de gestión del cambio empresarial
Llegan nuevos avances y, antes de pensar en su impacto, las organizaciones ya planean cómo será la implementación. Pero ¿qué pasa con el despliegue? ¿Con qué se encuentran? En la práctica, la carencia de un plan de gestión del cambio empresarial pone a los responsables de negocios en situaciones comprometidas, como:
- Una plantilla que no está lo suficientemente capacitada como para utilizar las nuevas herramientas de que se les ha provisto.
- Problemas a la hora de adaptar antiguos proceso a nuevos métodos.
- Elecciones tecnológicas que se limitan al área de IT, cuando deberían buscar el despliegue del autoservicio de BI a todos los niveles.
- Adquisiciones o contratos de servicio inadecuados debido a la falta de acuerdo entre las áreas de IT y negocio.
El resultado de todas estas situaciones es el aumento de las tensiones entre departamentos, el descenso de los niveles de motivación, de productividad, incremento de la rotación y el daño para la imagen de la empresa, que comienza con la valoración negativa del cliente interno.
Pero llegar a este punto puede evitarse con una estrategia de gestión del cambio empresarial.
Puntos básicos para un plan de gestión del cambio empresarial
Una estrategia sólida de gestión del cambio empresarial debe facilitar la transición en el presente pero, a la vez, ha de sembrar la semilla de futuro, ayudando a mantener todo lo que se consiga. Esto es posible si, en su diseño se trata de:
- Apoyarse en la tecnología, pero sin olvidar que el verdadero factor diferencial es el talento. Hay que cuidar a las personas.
- Iniciar el cambio hacia una cultura empresarial más abierta, más transparente y más digital. la comunicación es esencial.
- Buscar a los líderes del cambio, puesto que es necesario que las personas confíe en la empresa, a pesar de los cambios.
- Fomentar la colaboración y poner los medios para ello. La tecnología puede ser un impulsor de este tipo de iniciativas de cooperación, que no deben limitarse a la empresa de puertas para dentro, sino extenderse a sus socios y clientes.
- Trabajar el desarrollo de nuevas capacidades y habilidades que faciliten la adaptación a un mundo digital cambiante.
- Medir el cambio y compartir los resultados el progreso con la plantilla.
- Evitar los silos informacionales y buscar la integración: de datos, de procesos y de sistemas.
Por último, pero no menos importante, no olvidarse de que una de las claves de la gestión del cambio empresarial, hoy y siempre, será el sentido común. Por eso, una cultura corporativa donde impera el respeto y donde se da importancia a escuchar ya tiene una gran parte del camino de digitalización recorrida.