Facebook: el agujero negro que todo lo quiere
Facebook me empieza a dar miedo. No soy el primero. Son muchos lo que desde hace tiempo alertan sobre la voluntad de facebook de convertirse en una especie de Gran Hermano, el personaje de 1984 de George Orwell. Y cada paso que da, parece ir en esa dirección. En pocas semanas hemos asistido a la polémica del cambio de condiciones de uso de Whatsapp para poder compartir datos con facebook (compró Whatsapp en el 2014), y esta semana ha anunciado su Marketplace, una herramientas para la compraventa de artículos de segunda mano en entornos de proximidad. Marketplace es un clon de Wallapop o Vibbo en España, Mercadolibre en Latinoamérica o Craiglist en los Estados Unidos.
Facebook se está comportando como un adolescente rico caprichoso que todo lo quiere pero que es incapaz de imaginar. Un adolescente que ha dejado de innovar para copiar todo aquello que pueda distraer a sus más de mil millones de usuarios de pasar más tiempo en su universo. Y si llega demasiado tarde o su clon no triunfa, saca la chequera y lo compra. Será por dinero. Un aprendiz que supera a su maestro Microsoft.
Desde un punto estratégico tiene todo el sentido. Facebook tiene la red, ha construido su particular Wonderland donde centenares de millones de usuarios pasan cada vez más tiempo explicando y compartiendo sus vidas. Millones de fotos, comentarios, likes, conexiones están almacenados en sus servidores en forma de bytes. Bytes que pone al servicio de los anunciantes para sus campañas de marketing. Como plataforma de publicidad es ideal. Sólo Google puede tener tantos datos como los que posee Facebook de sus usuarios. Si un concesionario de automóviles quiere hacer una campaña a los hombres entre 20-30 años a menos de 2 kilómetros de su ubicación, Facebook es el único que le puede proveer de esa audiencia tan específica. El sueño de cualquier francotirador del departamento de marketing. Y si uno analiza los resultados trimestrales de facebook verá que el negocio no le va nada mal.
Ahora bien, ¿dónde nos lleva todo esto? Pues a una internet mucho menos plural, creativa, imaginativa y democrática. Las grandes plataformas de internet (denominadas GAFA de Google, Amazon, Facebook y Apple) están imponiendo sus ecosistemas. Intercambiamos la conveniencia de tenerlo todo en un solo ecosistema, el arrastre de los efectos red de estar dónde están nuestros contactos, por nuestros datos para sus negocios. Si uno se para a pensar un poco, los servicios de los GAFA a pesar de ser gratis, son extremadamente caros para sus usuarios dada la rentabilidad que le sacan a nuestros datos. ¿Por qué no compartirlo con los usuarios que en teoría son los propietarios de los datos? Puesto a no tener privacidad, al menos disfrutar de los beneficios. Pero no parecen que los tiros vayan por este lado.
Estas plataformas se están convirtiendo en agujeros negros que todo lo absorben dada su extraordinaria masa (insisto en que vale la pena analizar los balances de estas compañías para darse cuenta la cantidad de liquidez de la que disponen) dejando huérfano el concepto primigenio de internet y una sociedad libre y abierta. Y desde el punto de vista del anunciante tampoco interesa esa concentración de poder en una sola mano. Demasiado poder y demasiado control. ¿Qué será lo siguiente? ¿La compra de Snapchat?