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Emprender sigue siendo una opción

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Emprender ha sido una de las principales salidas de la crisis. O esto es lo que se ha promovido. Han sido años de casos de éxito, de decir que todo es posible y de convertir el autoempleo en la esperanza de mucha gente. Y es que el ecosistema es bastante joven y, aunque las primeras empresas de tecnología se crearon en torno a la era de las puntocom, no fue hasta hace muy poco tiempo (3 o 5 años) que vimos una explosión.


Detrás de esta cortina de humo ha habido fracasos, pero también casos de éxito y, sobretodo, un ecosistema que ha ido madurando cada vez más en todas sus vertientes (producto, legislación, modelos de negocio, inversores...) hasta llegar a un punto cada vez más óptimo.


En una serie de post que iniciamos hoy, vernos una radiografía sobre la situación actual del emprendimiento haciendo un análisis que va de más a menos, empezando por Europa para llegar a España y, de esta forma, poder opinar con fundamento y comparar dos realidades que viven conjuntamente.


Históricamente, al hablar de emprendedores se ha relacionado este concepto con Estados Unidos y, más concretamente, con Silicon Valley. Y es normal. Allí se han creado las mayores empresas tecnológicas y es donde tradicionalmente se concentra “la magia”. Sin embargo, a lo largo de los últimos años esta tendencia está cambiando y Europa gana terreno. Hay varios factores que ayudan a esta mutación.


En primer lugar, podemos hablar de talento. Es verdad que hoy en día el principal problema que hay en Silicon Valley, y que conlleva una lucha feroz de los grandes, es captar y retener el talento, y cada vez hay más europeos que viajan a Estados Unidos para aportar su granito de arena. A pesar de todo, esta tendencia también revierte.  ¿Por qué ser un número en Facebook, cuando se puede liderar un buen equipo en una ciudad europea y ser referente? Crear un buen equipo en Europa puede llevar, en un futuro, a ser adquirido o fusionarse con un partner americano, en lo que ellos llaman “off-balance-sheet R&D”.


El mercado toma, además, especial importancia. Estamos hablando de 400 millones de clientes. Para las startups llega un día en que el crecimiento debe encontrarse fuera del mercado nacional. Y la verdad es que vale la pena ir más allá de Powerpoints que teorizan sobre los próximos mil millones de personas que se conectarán en África o el dinero que se podría hacer con los miles de millones de usuarios que existen en Asia. Lo importante para una startup es poder estar fácilmente sobre el terreno, y esto se consigue en Europa.


También juegan un rol importante las nuevas leyes relativas a la privacidad de datos. En los días posteriores a Snowden y la crisis de Cambridge Analytica en los que vivimos, ha tomado relevancia la ubicación física y legal de los datos de los usuarios y las normas que rigen su privacidad. Si se observa el lugar donde actualmente se encuentran los usuarios de Internet, menos del 10 por ciento están en los Estados Unidos. Y disminuyendo. Estar en Europa te permite desde un primer momento cumplir las leyes.


Todo esto no debe llevar a pensar que una startup, hoy, sólo se pueda empezar en Europa. Sin embargo, ahora decidir ir o no a EEUU no es una decisión obvia, como lo era hace diez años. En aquel entonces, la mayor parte de la experiencia, el conocimiento, la infraestructura, los clientes y los inversores estaban en los EE. UU, y, específicamente en Silicon Valley. Este ya no es el caso hoy. Tenemos muchos ejemplos de compañías europeas que han tenido éxito: Skype, Spotify, SoundCloud, Vente Privee, Rovio y más. Ahora, en este presente, estar en Europa es una opción inteligente y estratégica.


Si hay un paradigma relacionado con el emprendimiento que no para de crecer en el mundo de las startups es el de los hubs, un concepto de coubicación que impulsa la innovación: centros multisector que abarcan una gama de modelos comerciales, estructuras y lugares físicos que buscan crear un ambiente de trabajo motivador donde empresas de todo tipo puedan aprender unas de otras, hacer conexiones, desarrollar nuevas habilidades e inspirarse para alcanzar el siguiente nivel.


Es en este contexto en el que Europa se está posicionando y creando lugares realmente interesantes que están atrayendo talento de todo el mundo, ya sea en edificios icónicos reutilizados imaginativamente, incluyendo museos, almacenes, estaciones de tren, astilleros y hospitales, dando nueva vida a partes subutilizadas de ciudades que habían perdido su vitalidad anterior.


Según StartupHeadMap, existen actualmente 78 hubs relacionados con el emprendimiento en Europa que se pueden clasificar en tres categorías:



  • Superconectores, es decir, ciudades que atraen a las startups y son un punto de encuentro del ecosistema. Un ejemplo sería Londres o Berlín.

  • Internacionales, captadores de talento de fuera la misma ciudad o el país, como Barcelona o París.

  • Aspirantes, buscando desafiar a los grandes hubs y con un crecimiento anual importante. Ámsterdam, Madrid o Estocolmo se encuentran en este grupo. 


Así mismo, la Fundación Mobile World Capital va un poco más allá y en su informe Digital Startup Ecosystem Overview 2017 indica, en base el número de nuevas empresas registradas para cada una de estas ciudades en CrunchBase y el número de nuevas empresas registradas en AngelList, que los principales hubs europeos se clasifican siguiendo este ranquin:



  1. London

  2. Paris

  3. Berlin

  4. Dublin

  5. Barcelona

  6. Madrid

  7. Amsterdam

  8. Stockholm

  9. Helsinki

  10. Copenaghen


Teniendo en cuenta que este ranquin sigue el criterio de empresas creadas, si se estudiamos otros métodos, como el que sigue StartupHeadMap, basado en encuestas a fundadores de startups, los resultados no varían más allá de pequeños cambios de orden.


Se debe tener en cuenta que no todos los hubs son iguales ni están en el mismo punto de maduración. A pesar de esto, establecer una startup en un hub da una serie de ventajas que no tienen otros lugares. El primero es tener cerca talento. Los hubs atraen buenos ingenieros, diseñadores, creativos… De la mano de los hubs aparecen las comunidades. Los grupos de Meetup, las charlas y los eventos de networking ocurren cada día y son una oportunidad excelente para aprender. Esta nebulosa atrae el capital. Es obvio. Y con dinero todo es más fácil. Sea como sea cada hub tiene su especialización, y al crear una startup se debe mirar qué es lo que se quiere conseguir en función de tres factores antes de escoger el deseado:



  • Reclutamiento y retención de talento

  • Acceso a los inversores correctos

  • Proximidad al mercado objetivo