¿Cuándo utilizamos la tasa de Fisher?
La Tasa de Fisher es una herramienta gráfica empleada principalmente en temas de inversión financiera. Sin embargo, pese a que en términos prácticos no es más que un plano con dos rectas representadas, merece la pena que veamos más a fondo tanto sus características como sus principales usos.
Lo que ganamos con la Tasa de Fisher en proyectos de inversión
Imagina por un momento que estás a punto de poner en marcha dos proyectos sobre inversión de capitales. Tienes casi todo claro, pero aun así te gustaría visualizar cuál podría ser el comportamiento tanto del uno como del otro.
La Tasa de Fisher es el recurso que estás buscando, pues el requisito imprescindible para ello es que tus proyectos estén en fase de evaluación.
Al implementarla, tenemos una referencia clara de cuál sería la deriva de un proyecto o de otro en caso de que finalmente los llevásemos a cabo. No es una fórmula mágica ni nada por el estilo, pero se acerca bastante a la realidad dado que se sustenta en datos reales recabados en las fases previas de los correspondientes proyectos.
O dicho de otra forma, nos ayuda a elegir entre una u otra opción de inversión, pues su metodología radica en la comparación de ambas.
Tasa de Fisher, ¿cómo funciona?
¿Y cómo saber cuál de los dos proyectos elegir? La Tasa de Fisher es enfática en este aspecto: siempre tendremos que escoger el proyecto cuya recta tenga una curva VAN mayor a la tasa de corte solicitada.
Eso sí, hay que dejar claro que los proyectos deben analizarse en el mismo período, es decir, proyectados a las mismas semanas, meses o años.
Para que la Tasa de Fisher tenga sentido, los valores y la curva VAN siempre tienen que registrar cifras positivas, es decir, que el punto de intersección de los proyectos en proceso de evaluación esté dentro de las coordenadas.
El esquema puede dividirse en varios cuadrantes. La fórmula más empleada es la de 3 cuadrantes con las mismas coordenadas, en los cuales se pueden presentar los casos más habituales de evaluación de proyectos de inversión:
a) La Tasa Fisher existe en el primer cuadrante. Es decir, los proyectos han confluido dentro de valores positivos y ahora sólo resta que los titulares de la inversión se decían por el que tenga una curva VAN mayor a la tasa de corte.
b) La Tasa de Fisher no existe en el primer cuadrante. En este caso, al no haber valores, se presentan otras tres situaciones:
- Las curvas de los dos proyectos son paralelas, con lo cual la Tasa Fisher no existe ni podrá existir jamás. Los proyectos tienen comportamientos similares y es imposible decidir por esta vía cuál de los dos es el mejor.
- La tasa de Fisher existe en un segundo cuadrante, aunque sus tasas son negativas. El punto de encuentro ha sido en el eje Y de la gráfica, pero por fuera de los valores positivos.
- Existe en un tercer cuadrante, aunque también por fuera de los valores positivos. Esta vez el punto de confluencia de los dos proyectos ha tenido lugar por debajo del eje de la X, es decir, la de la VAN.
La principal ventaja de la Tasa Fisher es que nos ayuda a tomar decisiones sobre la viabilidad de un proyecto u otro en función de comportamientos objetivos y fidedignos. Todo esto, recordemos, únicamente en fases de evaluación.