Las tres mejores prácticas de "software development"
Existen numerosas herramientas de tipo Software para la planificación y ejecución de proyectos, casi todas basadas en el principio del desarrollo incremental (evolución progresivo del producto) a través de fases relacionadas entre sí. También son conocidas como métodos de desarrollo ágil y plantean la iteración como cada uno de los períodos en los que se divide un proyecto. Esto no quiere decir que todas sean iguales. De hecho, los énfasis de unas y otras son distintos en casi todos los casos y por ello su adecuación depende de las necesidades de clientes y empresas. Una de las adecuaciones más novedosas hasta el momento es la llamada metodología Scrumban, que mezcla elementos de las técnicas de los sistemas Kanban y Scrum.
Las mejores prácticas de los Software iterativos.
Las metodologías ágiles han dejado huella desde hace unos años gracias, en parte, a la inclusión de nuevas prácticas dentro de los procesos de ejecución de proyectos. El término «prácticas» hace referencia a todas aquellas acciones que mejoran la productividad de los procesos. Estas acciones, que pueden convertirse en hábitos si la empresa los adopta en su filosofía corporativa, se ejecutan a través de grupos de trabajo con funciones delegadas por un gestor o director. En el caso de las metodologías incrementales de tipos Software, dichas prácticas han supuesto una ruptura con los métodos tradicionales de gestión (como por ejemplo el de la cascada), que en la mayoría de los casos entendían la ejecución de un proyecto como un conjunto de órdenes que se dictaban desde un cargo superior y para las que se fijaba una única fecha de presentación. Veamos, entonces, cuáles han sido las tres mejores prácticas introducidas por las metodologías de tipo iterativo en la gestión de proyectos empresariales:
1. Administración de requerimientos:
Esta práctica pertenece a la primera etapa de ejecución de un proyecto, en la que generalmente se definen aspectos como los sistemas a emplear y el objetivo a cumplir. Lo ideal es que cada proyecto tenga claros estos puntos. Sin embargo, es probable que en algunos casos más complejos los clientes no hayan definido el itinerario del plan que desean ejecutar, por lo que el proceso iterativo representa una oportunidad progresiva para fijar sus condiciones. Esto permite una evaluación eficiente de riesgos, costes y del impacto del producto en el mercado.
2. Verificación permanente de la calidad:
Se trata de una de las prácticas más características del proceso iterativo. El objetivo es realizar una revisión constante del estado del producto en sus distintas fases, para lo cual son necesarias las entregas parciales de resultados. Esta estrategia garantiza un coste bajo a la hora de enmendar fallos, pues su implementación se realiza de forma inmediata para que las siguientes fases del proceso no resulten afectadas. Además, permite realizar pruebas en cada fase y, de ese modo, aminorar los riesgos. Todo lo contrario ocurría con los métodos tradicionales de gestión, que planteaban una sola entrega del producto y las soluciones solían ser más costosas. Esta verificación suele hacerse en reuniones permanentes entre el grupo de trabajo y el cliente.
3. Gestión del cambio:
Con el sistema de iteraciones, el gerente o gestor tiene una visión cercana del estado real del proyecto, lo que facilita su labor de planificación en el momento de introducir cambios. Pero no son cambios de última hora, sino modificaciones parciales para que el proyecto siga evolucionando de manera adecuada.