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Formación ciberseguridad aplicada a todos los empleados de una empresa

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La formación en ciberseguridad tiene cada vez más importancia entre los negocios de todo tipo, siendo necesaria para evitar situaciones indeseadas y momentos en los que la protección de los datos de la empresa se vean comprometidos. Esto implica que no solo hay que contar con un equipo de seguridad especializado en luchar contra virus, ataques e infecciones, sino que todas las personas de la empresa tienen que ser capaces de reaccionar de forma adecuada en situaciones de riesgo (a un mayor o menor nivel dependiendo de cada caso). ¿Pero qué es lo que tienen que aprender exactamente estas personas a través de un máster en seguridad informática?

Desarrollar una cultura de seguridad

Establecer la base es lo más importante, y dentro de este contexto significa que los empleados sean conscientes de que uno de los pilares principales de los que depende su trabajo es la seguridad informática. Siempre tienen que pensar en ello, en no arriesgarse en determinados casos y en saber seguir los consejos básicos de seguridad para que no haya sorpresas que les hagan perder tiempo a ellos y dinero a sus respectivos negocios. Desarrollando una buena cultura de seguridad los empleados no tomarán decisiones sin plantearse las consecuencias y evitarán muchas situaciones indeseadas que pueden provocar fuertes dolores de cabeza a los responsables del departamento de seguridad informática.

El Internet de las Cosas

Ahora mismo, todo está conectado y eso es algo que las nuevas generaciones entienden como natural, pero que todavía cuesta explicarlo en algunos casos con empleados más veteranos. Hay que ser conscientes de que el día a día en el que vivimos está conectado entre sí y que los datos fluyen de una dirección a otra con tanta facilidad que no hay nada que se escape al control de la red que juega alrededor del Internet de las Cosas. La actividad que lleva a cabo un empleado en su ordenador durante el tiempo de descanso en la hora de comer puede provocar que a posteriori se reflejen cambios en sus hábitos de navegación y en los anuncios publicitarios que encontrará mientras está realizando su trabajo. Sus compras conectadas, sus accesos a servicios externos o cualquier otra acción que realice tendrán un reflejo en el día a día y podrán poner en riesgo sus empresas.

Ya no existen las acciones aisladas y mucho menos, la libertad de usar un dispositivo que no esté fuertemente protegido para acciones personales o accesos que puedan ser un poco arriesgados. Por ello, los empleados aprenden en este tipo de formación en ciberseguridad que siempre hay que usar dispositivos avalados y bien protegidos, porque la conexión de un terminal en riesgo a la red de la empresa puede significar estar dando a los hackers exactamente la vía de acceso que estaban necesitando.

Malware, ransomware y otras infecciones

Conocer los distintos tipos de infección que se pueden producir en el entorno informático, detectarlos y saber cómo reaccionar ante ellos es un buen primer paso. Aunque cualquier situación de riesgo terminará en las manos del equipo de seguridad de la empresa, desde donde se asegurarán que nada vuelva a ocurrir o que no haya consecuencias de una posible brecha, cada empleado debe tener autonomía para reconocer las situaciones de riesgo e incluso para actuar aceleradamente en soluciones previas. En ocasiones, ser capaces de reconocer que nos encontramos ante el riesgo de sufrir la infección de un malware hará que se evite la infección cuando en otros casos alguien sin formación en ciberseguridad simplemente habría permitido que el ataque golpeara duramente a la empresa.

La seguridad depende de todos los miembros de la empresa y hay que recordar que el equipo especializado en ello es simplemente la última barrera antes de evitar la catástrofe. Antes de llegar a ellos todos los empleados tienen que haber realizado su aportación.